Tu rol será apoyar a tu ADC en los primeros compases de la partida, curándole, haciendo daño a la botlane enemiga o aplicando efectos nocivos a los oponentes (aturdiéndoles, lanzándolos por los aires…), popularmente conocido como CC.
Será importante que tengáis una buena comunicación con vuestro ADC. Vuestro objetivo principal será que pueda hacer el máximo daño posible, y tendréis que usar las habilidades y hechizos a vuestra disposición para ganar la línea. Como supports, no debéis matar súbditos. Debéis dejar a esta tarea a vuestro ADC.
Se espera de vosotros que apoyéis al equipo con vuestras habilidades y que coloquéis Guardianes de Visión para controlar al equipo enemigo.
Mis tres campeones favoritos para jugar ADC son:
Thresh:
Thresh, un ser sádico y astuto, es un ambicioso y trastornado espíritu de las Islas de la Sombra. Otrora guardián de innumerables secretos arcanos, acabó sucumbiendo a un poder por encima de la vida y la muerte. Ahora sobrevive torturando a sus víctimas con prolongados e inimaginables tormentos. Su último suspiro no significa el fin de sus sufrimientos, pues Thresh siembra la agonía en sus mismas almas y las aprisiona en su nefasta linterna para torturarlas durante toda la eternidad.
Nautilus:
El gigante acorazado Nautilus, una leyenda solitaria tan antigua como los pecios de Aguas Estancadas, recorre las turbias aguas que rodean las costas de las Islas de la Llama Azul. Impulsado por una traición olvidada, ataca con su enorme ancla sin previo aviso para ayudar a los desdichados y arrastrar a los avariciosos a su perdición. Se dice que viene a por los que olvidan pagar el “tributo de Aguas Estancadas”, y se los lleva con él bajo las olas. Un recordatorio inexorable de que nadie se escapa de las profundidades.
Nami:
Nami, una joven y testaruda vastaya marina, fue la primera de la tribu marai en abandonar las olas y aventurarse en tierra firme cuando se rompió el ancestral acuerdo de su tribu con los targonianos. A falta de otra opción, Nami se encargó de completar el ritual sagrado que garantizaría el bienestar de su pueblo. En medio del caos de esta nueva era, Nami se enfrenta a un futuro incierto con agallas y determinación, utilizando su bastón de invocadora de mareas para canalizar la fuerza de los mismos océanos.